Autor: Jorge D. Donato
Páginas: 303
Año de Edición: 2001
En este supremo acto que el demandado tiene la oportunidad de oponerse a la pretensión del accionante, y en el que deberá esgrimir todas las defensas que tenga, vencida esa oportunidad, caduca la posibilidad de ejercerlas en lo sucesivo.
La Contestación de la Demanda, no debe arrojar duda alguna acerca de la admisión o negación de los hechos afirmados por el actor, descartándose así la validez de las respuestas ambiguas, subrepticias u oscuras, puesto que su uso puede apreciado por el juez como reconocimiento de la verdad de los hechos pertinentes y lícitos, máxime cuando se trate de hechos personales cumplidos por el accionado.
Mientras que la contestación de la demanda, configura un derecho del demandado, en cuanto es la oportunidad que tiene de oponerse a la acción instaurada en contra suyo, de ejercer su legítimo derecho de defenderse por el otro constituye también una carga, pues en la medida en que no ejercite esa facultad de defensa crea una presunción en su contra que le desfavorece al ceder campo a su adversario; si no se opone está admitiendo implícitamente la razón del accionante.
Con respecto al contenido de la obra en sí, se ha dividido en dos partes nítidamente diferenciables. Por un lado, la contestación de la demanda en los procesos de conocimiento (ordinario, sumario y sumarísimo), y, por el otro, la oposición de excepciones en los procesos de ejecución (juicios ejecutivo, hipotecario, prendario, comercial y fiscal).
La obra se completa con institutos afines, tales como las excepciones previas, la reconvención, el allanamiento y la rebeldía.
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